domingo, 4 de enero de 2009

Aterciopelada...

No sé cómo hiciste, pero supiste verme, descubrir en mí el ángulo preciso, descifrar la constelación tatuada de mi pecho, leer entre las líneas del destino... Lograste verme, oirme como soy, con mi voz de grito eterno...
Lograste descubrirme... y ahí me perdí, justo cuando me encontrabas...
Yo no sé qué sortilegio me enviaste, de qué forma fue que atrapaste todos mis sueños, en qué estúpido momento te me metiste en la mente y el cuerpo... aún no me explico, pese a todos mis intentos, cómo fue que evité pensar y me dediqué a sentir el calor de tu cuerpo en la distancia... yo no sé cómo fue, que de pronto me olvidé de números y letras, de principios y finales, de árboles y flores, y me dejé llevar por el calor de una mano que recién tocaba la mía...
Yo no sé cómo fue, cómo me sucedió a mí, que estaba hecha de hielo, que el vientre se me convirtiera en miel tibia...
Por qué la tentación me llenó los ojos, por qué mi pecho saltó de dicha cuando apenas lo rozaste, por qué me asalta la duda y la rabia cuando pienso en no tenerte...
¿Cómo fue?, ayúdame a explicarlo, ¿cómo fue que tú y yo, en nuestra trinchera de acero, nos fuimos a enredar en este cielo?
No, mejor no me expliques, mejor abrasame, lléname, arráncame... mejor deja que sola descubra que sea lo que fuere, nada me hizo tan bien como caer en tus brazos....

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