sábado, 2 de mayo de 2009

Influenza bla, bla, bla...

Entre las cuentas de la SSA que nomás no me dan porque diario juegan al yo-yo (suben, bajan, desaparecen, mutan...), el cambio de nombre de la epidemia que me hace pensar que si uno llega y dice que tiene los síntomas de la "influenza humana 2009 A/H1N1", cuando termina de decirlo ya se le olvidó a qué iba; la duda de mi madre acerca del dinero de Zhenli Ye Gon (el de "copelas o cuello"), que quedaron en ocupar (el 50 por ciento) para cuestiones de salud y que ahora que ve que hay carencias en los hospitales le deja muchísimas interrogantes acerca de su verdadero destino; mi vecina de escritorio, que se quita el cubreboca para hablar por teléfono y "limpia" su escritorio a soplidos; mi paranoia y la búsqueda desesperada de mascarillas N95 (ya que la Biomask aún no llega a México), ando muy loca...
Y no es para menos, pues esto de la influenza se junta con el mundo de cosas que traía en la mente y que me tenían volteada como calcetín: el fulanito aquel, que anda medio raro, buscándome cada tercer día; mis adorados progenitores, que están más locos que cabras; la escuelita, que me pone los nervios de punta; mi hermanita que anda lejos, el innombrable, mi terapia, el trabajo y otras 30 cosas que ya ni quiero recordar...
En fi, ando loca... y paranóica...
Pero, aunque las mil 800 pelotitas que tengo para hacer malabares de pronto me hacen querer gritar, aún me quedan ganas de venir un ratito.
Hoy no tengo historia, ni conversación, ni textito para el fulanito, ni crítica, ni nada, nomás unas ganas tremendas de decir algo, porque la mugrosa mascarilla que traigo, aparte de que me duerme la barbilla, me hace sentir que si hablo, se me va a meter el virus...

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