jueves, 12 de marzo de 2009

Estoy... partida...

Tengo el llanto y la razón atorados a medio pecho...
Tengo la certeza de que estoy loca y la de que no lo estoy...
Sé que quiero lo que no quiero en realidad, aunque lo quiera con toda el alma...
Sé que muero porque me amen, aunque huyo del amor mientras amo...
Tengo atravesada el alma, y también la tengo libre y sana...
Tengo lágrimas de tristeza corriéndome las mejillas, pero se me pierden cuando descubro una de claridad...
Sé que soy la mitad de una cosa y la mitad de otra, las dos disímbolas y maravillosas...
Sé que quiero la luna mágica de octubre, pero no quiero dejar ir la lluvia finita que me cae sobre los hombros este marzo...
Tengo, y sé que tengo, la oportunidad de empezar de nuevo, pero me paraliza la simple idea de pensarlo...
Sé que tengo, aunque a veces creo perderla, la capacidad maravillosa de olvidar y aun así seguir amando...
Y a pesar de todo lo que tengo y todo lo que sé... de que me conozco contradictoria y cada vez que me miro en el espejo me desconozco, no sé hacia dónde caminar...
Esta tarde estoy perdida, perdida como el sol que se me fue a las dos y media, perdida como los dólares de la depresión del 29, perdida como La Maga en medio de París, perdida como si me hubieran arrancado la mitad del alma y se hayan olvidado de dejarme el rumbo...
Y no puedo dejar de escuchar el gong... porque esta tarde siento que es ya muy tarde para mí...
Y tengo frío, aunque todo el mundo anda en camiseta, en una tarde no me deja decidir que se termine...
Esta tarde, maldita sea, lo que traigo en medio del alma y el pecho es un corazón que no deja de latir para tres lados diferentes, y la tristeza de mil viejas de la Plaza de Mayo...
Ojalá a este cuerpo mío se le antoje descansar... porque los recuerdos me pesan mucho, empapados en las lágrimas que no dejan de rodar...

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