miércoles, 4 de marzo de 2009

De vuelta al feminismo...

No, no es que piense (como hacía a los 18) que los hombres no son más que mierda regada por el mundo y que nosotras nos empeñamos en limpiar...
Tampoco es que no, de pronto, me den ganas de entrarle a esa cosa cursi de la familia feliz de cuento de hadas que una mitad de mí censura y la otra anhela...
Tampoco se trata de que me haya vuelto lesbiana o que crea que la pareja es un lastre con el que la mujer debe cargar, o que haya decidido dejar de maquillarme con el pretexto de que mi imagen debería depender más de la forma en que me comporto que en cuántas chunches me unte yo en la cara...
No, esas cosas son feminazis, no feministas, y yo lo que soy es esto último.
Pero, ¿a qué viene toda esta explicación?
Resulta que leo un libro -un "clásico feminista", como hay quienes se han animado a decir-, que encontré a mis escasos 18 y devoré con ansias hasta la página 363, cuando me lo pidió una amiga y se lo presté...
Mi Miedo a volar (así se llama el libro, eh...) anduvo de viaje por cuatro casas distintas a lo largo de siete años, y el domingo regresó a mis manos. Como yo aseguraba haber leído menos y me daba pena no terminarlo, lo empecé de nuevo, descubriendo con horror cuánto cambia la percepción de un libro conforme pasa la edad...
Mi original lectura estaba llena de ello.. Mis referencias de entonces se limitaban únicamente a la escritura, al terror de enfrentarse al éxito, a las formas de creación y esas chunches...
Ahora que lo leo con otros ojos y otra alma, señalo párrafos que antes ni se me ocurrían. Y, como voy bien con el librito famoso y le voy perdiendo el Miedo a volar, ahí van algunas de mis referencias... (que también me llegan como conversaciones conmigo misma... ja)
 
"Forma parte de mi religión personal, (creer) en que al momento en que uno siente excesiva confianza y se relaja sinceramente respecto al vuelo, el avión se estrella al instante".
 
"... (El compromiso con un hombre ahoga) Aquellos anhelos de lanzarte a las calles de evz en cuando, descubrir si aún eras capaz de vivir sola dentro de tu propia cabeza, descubrir si podías arreglártelas para vivir en una cabaña en los bosques sin volverte loca; descubrir, en pocas palabras, si aún estabas entera después de tantos años de ser la mita de algo".
 
"(En la sociedad americana) la mujer no se puede permitir a sí misma estar sola. Vive como si estuviera esperando al principe encantado para alejarla de 'todo esto'. ¿Todo qué? ¿La soledad de vivir en el alma de uno mismo? ¿La certidumbre de ser uno mismo en vez de lamitad de algo distinto?"
 
"Nunca fui capaz de conciliar las dos mitades de mí misma. Todo cuanto conseguí fue suprimir una mitad (por un tiempo) a expensas de la otra"
 
"Si lo hubiera amado lo suficiente, le hubiera curado de su soledad en vez de verme arrastrada por ella y con ganas de escapar de ella".

"En cierto sentido, una escribe para seducir al mundo, pero entonces, cuando sucede, una empieza a sentirse como una puta".

"Si eres una hembra y tenías talento, la vida resultaba una trampa, no importaba el camino que eligieras. O te sumergías en la vida doméstica o suspirabas por la vida doméstica en todo tu arte. No podías escapar a tu condición de hembra. El conflicto estaba escrito en la mismísima sangre".

"Ser una mujer significaba verse partida en dos mitades absolutamente irreconciliables".

"...Era como si mi estómago se considerara un corazón. Y no importaba cómo lo colmara -con hombres, libros, comida, pastelillos de pan de jengibre en forma de hombres y hombres en forma de poemas-; se negaba a permanecer quieto. Imposible de colmar, así era yo. Ninfómana mental. Hambre del corazón".

"...Nunca le había amado tanto. Nunca había deseado tanto estar con él. ¿Por eso tenía que irme?¿Por qué Bennett no dijo 'Quédate, quédate..., te quiero'? No lo hizo".

"... Me prometí matarme si no publicaba mi primer libro a los veinticinco años. ¡Tenía ya 25 y sólo estaba empezando!"

(Y voy a la mitad... poquito más adelante... prometo actualizarlo...)

No hay comentarios: