viernes, 1 de febrero de 2008

De estrechez y flexibilidad...


Estrecha, mi cama...

Flexible, mi cuerpo...

Circular, roja, caliente, sedienta, qué más da...

Si en tus manos que recorren, en el cielo de mi mente, el cuerpo desnudo que me lleva, todo se vuelve eterno... si en los pies helados que recuerdo, en el silencio entrecortado con gemidos que una tarde nos regalamos, si en las lunas en que se convierte mi pecho sólo se halla la magia de un par de dedos... si ahí, donde quisiera tenerte sólo hay un hueco que no lleno... qué más da cómo sea...

Estrecha... como el capullo que se ha reconstruido a base de sequías, como la cadena que construyen mis piernas alrededor del cuerpo que sueño, como las líneas que cierran y abren los destinos de mis ojos...

Flexible... como las manos que aún siguen asiéndote, como la incertidumbre que me ronda, como mi esperanza de naranja desgajada...

Qué más da, carajo, qué más da... Si lo único más estrecho que yo es el camino hacia la nube, si lo único más flexible es el silencio que se rompe... qué más da...

Que sea estrecha mientras te espera... que sea flexible mientras te siente venir y viene contigo...

Que haga lo que quiera, que sea lo que quiera, que se cuadricule, que se raye, que sea morada, azul, amarilla... que sea mía, para que sólo tú puedas sentirla latir alrededor...

Estrecha... sensible... flexible... húmeda... profunda... Qué más da... si puede serlo todo, si puede entregársete como sea que quieras vestirla esa noche, si puede buscarte como el niño el botón de rosa que crece en un pecho... si puede ser tuya cuando quieras, como quieras, donde quieras...


1 comentario:

Priscila dijo...

Señorita, excelentes letras.

De esas buenas que uno suspira después de leerlas.


Gracias por el link. Regresaré seguro.