viernes, 27 de febrero de 2009

Preguntas...

Qué te hace infalible ante mis ojos...
¿Será mi condición de mártir irredenta o la sed de caricias que alimento con mis sombras?, ¿será la mar de razones sin respuesta o el campo fértil de motivos que me entregas?
¿Será la sal que imagino o la nieve que me dejas caer sin miramientos?
Qué te hace infalible ante mis ojos... si no eres capaz de mirarme entera, si no alcanzas a escuchar mi voz ni mi silencio, si te abandonas en la oscuridad de tus recuerdos y no dejas entrar la luz de un nuevo beso...
Por qué me empeño en amarte a destiempo -como si la vida se me fuera en ello-, si tú no atinas a tocarme ni por un segundo entero...
Por qué me aferro a anhelar tus besos, si sólo un par de veces me llenaste de miel los labios, bajo el amparo de un momento eterno...
Por qué, si no me miras, no me tocas, no me hablas, es que te convierto en motivo y elemento...
Qué te hace infalible ante mis ojos, si ni por un momento te presentas para hacer de mi vida más que un tormento...
¿Qué te hace infalible aquí en mi alma, qué te hace indispensable entre mis dedos?
¿Qué es eso que recubre tu cuerpo tibio, que me deja continuar esperándote vacía?
Qué, dime qué, es eso que ya siento, sin que tú siquiera te des cuenta...
Por qué me aferro, con las uñas arrancadas, a seguirte queriendo si tú sólo ves ese fantasma...
Por qué me aferro, con los dientes apretados, a seguir fingiendo que un día dejarás de tenerme olvidada...
Qué te hace infalible ante mis ojos...
Qué me hace invisible ante tu alma...

Fantasmas...

Por qué no me miras, si no hago más que esperar que un minuto te fijes en mis ojos expectantes, si me siento cerca y te miro de reojo para ver si acaso hay un instante de tibieza...
Por qué no me miras, y en cambio prestas atención a ese fantasma que sólo llega a impacientarte... Por qué no lo dejas fuera esta noche, mientras te prestas para amarme en silencio, con la calma de que no habrá un mañana...
Por qué no te prestas para amarme sin medida, pensando que mañana no recordaré tu nombre...
Por qué no te dejas un momento, que te ame y te desame, que me meta entre tus sábanas sin meterme entre tus sueños...
Por qué no dejas de mirar ese fantasma que te aleja de mis besos...
Por qué no dedicas un instante a este arte de encontrarte en mis deseos...
Por qué no te decides, de una vez por todas, a dejar que me derrame entre tus dedos...
Por qué no te decides, por sólo un momento, a dejar que sea yo, la que te arrope, la que sea refugio, la que sea sueño...

jueves, 19 de febrero de 2009

Historias para siempre...

Creo en las historias para siempre... Lo creo fervientemente porque la nuestra es una de ellas...
Sé que cuando nos conocimos, las estrellas conspiraron a favor, que nos hicieron encontrar una parte que quizá andaba perdida en el polvo del planeta...
Sé que jugarás mil juegos en un patio enorme, sé que se me quedaron muchas cosas en la punta de la lengua, sé que me faltó tiempo para dejar de llorar y seguirte contando... sé que la próxima vez que te vea será en otro lugar del continente, que habrá nieve y moriremos de risa... sé que sabes cuánto significas, sé que sabes -porque te lo he repetido mil veces- que eres una mitad de mi roto corazón...
Sé que no valía llorar, que serás feliz y tendrás éxito, que esperarás mi visita y estarás conmigo aunque no estés presente... sé que esto no nos romperá, aunque pasen mil siglos y se crucen mil mares...
Sé que los desencuentros nos han hecho más fuertes, sé que nada borrará las eras que compartimos, sé que nuestras manos estarán separadas, pero nuestros corazones no... sé muchas cosas, como que no te olvidaré y no me olvidarás, como que seguiremos siendo mejores amigas por siempre, como que seguiremos riendo cada vez que recordemos los momentos compartidos...
Pero sé también, lo sé muy bien, que te extrañaré como loca, que lloraré tu ausencia en cuanto me dé cuenta que estás lejos, que querré contarte mil cosas y tendré que esperar; sé que no sabré qué hacer cuando me falte el arrojo y tú no estés cerca, sé que un día querré decirte que regreses, pero no lo haré... sé, amiga, que te llevaré presente cada día de cada mes de cada año, y que siempre serás mi hermana...
Sé muchas cosas, sis, pero ahora sólo sé que no sé qué hacer con tu ausencia...
Suerte, sis, mucha suerte... siempre has querido esto y yo siempre he deseado que lo logres... sé que todo saldrá bien...
Te adoro, sis, no lo olvides jamás... recuerda que nuestra historia es para siempre...

PD: Ahora debes estar llegando... todavía no me cae el veinte...

martes, 17 de febrero de 2009

Escribe sobre mi piel...

Escribe de mi piel... haz de ella un lienzo infinito donde pintes mil batallas, llénalo de historias y caprichos, de líneas simples y voces claras...
Lléname la piel...
Cúbrela de besos, de listones, de silencios, de miel y de sal...
Escribe en ella y sobre ella, déjame saber cuan de memoria te la sabes, que sabrás acomodar cada palabra para que quepa exacta en una curva...
Conviértela en lienzo, en lino blanco, en seda oscura; llénala de sueños y cubre con deseo su desnudez... sube de mis pies a mi cintura, haciendo lazos con tus besos; llega desde ahí y hasta mi pecho a prometer un manantial...
Mira que por años mi piel ha sido limpia, sin rastro de estrellas indelebles... que espera, dispuesta, que la tomes y la llenes de una vez...
Escribe entonces en mi piel, que tus palabras serán constelaciones que se graben para siempre en tu recuerdo y en mi ser...

Qué sabes tú de mí...

Otra vez apareces en mis sueños y, como la otra noche, me pides que te cuente de mí...
No sé si ya lo sabes todo, de tanto que te he contado...
No sé si ya habrás descubierto en cada pliegue y cada arruga, una historia, o si has leído los poemas que se escriben con mi pelo derramado...
Sé que conoces de memoria el lugar donde se aloja mi deseo, que aprendiste los motivos de mi espalda y las razones de mi piel, que adivinaste el signo y el sonido, que devoraste entero mi silencio y me dejaste voz, que convertiste cada uno de mis besos en relato y abrasaste mi tristeza con tus brazos...
Yo no sé, aún con esto, si ya lo sabes todo, si conoces el rincón en donde vive tu recuerdo, si sabes que cuando te hablo de la curva de mi espalda puedes adivinar que te deseo, si reconoces las miradas y detienes tus palabras, más que por casualidad, cuando el sol de mi cuerpo se apaga...
Yo no sé, aun sabiendo que conoces mis secretos en sánscrito e inglés, si eres claro en descubrir que ya te amo...
No lo sé, no lo sé y entonces te lo cuento, por si acaso tú lo ignoras...
Sé que sabes de mis pies, de mis luchas y fracasos, de mis sueños, de mi piel... Sé que adivinas con certeza las tres frases subsecuentes de mi boca y conoces en mi pecho el manantial de sal y miel... lo sé...
Sin embargo, aún no sé si lo sabes todo, o si ese todo es un todo al fin...
Yo no sé, no sé, por Dios, no sé... no sé si un día querrás que deje de contarte de mis nubes o dejarás de atesorar la sorpresa que te llena los ojos cuando canto de aventuras y deseos...
Yo no sé, al final, qué sabes tú de mí, pero sé que si pregunto, tu respuesta será "nada aún, cuéntame de ti"...

domingo, 15 de febrero de 2009

Odio San Valentín!!!

Sí, yo soy de esa gente curiosa que dice que lo odia todo el año, pero que el día que llega, se la pasa mandando mensajes cursis... la misma que regala detallitos y se pone linda para ver al fulanito que ocupa el alma... sí, soy esa clase de gente...
O solía serlo hasta ahora...
Hoy sí lo odio, me choca, apesta... quizá porque tuve que trabajar y "él" olvidó el teléfono... quizá porque me choca no saber si puedo enamorarme de a deveras... quizá sólo porque este año no supe si era bueno alimentar la ilusión de comprar regalito... quizá porque escribí el mensaje más tarado, para terminar diciendo algo que no quería decir (y, obvio, darme cuenta tres horas después)... quizá porque en todo el día no escuché su voz...
Lo odio, lo odio, lo odio!!!
Mugre San valentí, mugre, mugroso, me choca!!!
Ahora mi día este, mágico, estará colocado en otra fecha, porque lo que es el 14 de febrero, ni maiz...

viernes, 13 de febrero de 2009

Luis Téllez...

No cabe duda, eso pasa cuando uno es muuuuuuuuuuuuuy pendejo...
Carmen Aristegui dio a conocer una grabación en la que Luis Téllez Kuenzler, actual secretario de Comunicaciones y Transportes y ex funcionario en los gobiernos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, asegura que Salinas de Gortari "se robó la mitad de la partida secreta".
La grabación fue proporcionada por Diana Pando, una persona muy cercana al funcionario 2006, año en que se registró la conversación.
La información completa se puede encontrar en Reporte Índigo (www.reportebrainmedia.com).
Ni modo, Luisito, eso pasa cuando uno es muuuuuuuuuuuuuuy pendejo...

jueves, 12 de febrero de 2009

Entrevista...

Aparece luego de una larga búsqueda. En iglesias, calles, sueños, parques, se han repetido sus muchos nombres sin obtener respuesta. Después de tanto caminar, en el sitio menos esperado se presenta; sencillamente se sienta al otro lado de la mesa, donde el café se ha enfriado y las nuevas ideas se desparraman en forma de letras sobre hojas amarillas, y sin mayor preámbulo dice: “de acuerdo, pregunta”.

Hombre, mujer, blanco, negro, amarillo, niño, anciano, luminoso, oscuro, bajo, alto… Todas las formas, colores, características del universo se dejan ver en una presencia que muta caleidoscópicamente. Los cambios son tan rápidos, las apariencias tan fugaces, que es necesario acostumbrar a los ojos a recibir una imagen distinta cada segundo.

“No trates de definirme, para hacerlo habría que tomar en cuenta todo lo que hay en el universo. Nada me es ajeno, todo lo creado me pertenece; cada marca, color, matiz, tamaño o forma de vida ha sido obra de mi voluntad y mi reflejo”

Y aunque comenta que “encerrarse en un concepto” es sólo necesario para los hombres, se describe a sí mismo como un artista de formas y destinos, amante de los colores y los conceptos. “Soy un genio vanidoso”, dice finalmente con una sonrisa que empieza chimuela y termina amarilla.

“Tampoco intentes desesperadamente encontrarme un nombre verdadero, eso es algo que tú creaste para hacerte las cosas sencillas, yo no lo necesito”. Así, dice que le da lo mismo que le digan Alá, Jehová, Yahvé, Padre, Buda, Quetzalcóatl o cualquier otra combinación de sonidos que se invente en el universo. “Llámame como mejor te acomode, ese es asunto tuyo, sólo cerciórate de que seas capaz de sentirme”.

Habla en un tono suave, aunque poderoso; se dirige a uno, pero parece hacerlo a todos. Dice saberlo todo antes de que siquiera atinemos a pensarlo. “Los escucho siempre. Sé lo que necesitan, lo que quieren y lo que tendrán antes de que las intenciones sean creadas”, explica mientras aparece un rostro claro, seguramente idéntico al que tendrá una persona en algún lugar del mundo. Sólo toma aire para responder a la pregunta que aún no se termina de plantear en mi cabeza.

“No necesitas tener voz, oídos sanos u ojos claros que perciban imagen, para conocerme o comunicarte conmigo. Es simple, sólo tienes que tener voluntad y ahí estaré, el medio es lo de menos, para eso integré en la creación algo a lo que le llamas espíritu, pero que no es más que un torrente de energía ininterrumpida entre tú y yo. Es algo como una conexión de banda ancha permanente”.

–Si dice que es tan simple comunicarse con usted, ¿por qué entonces parece complicarse tanto en la práctica?

–Eso es algo que siempre me preguntan. Es algo tan simple… Todo se trata de niveles de entendimiento; cuando se es hijo no se puede comprender al padre porque está fuera de tu capacidad. Sólo se puede entender al cien por ciento cuando se está en la misma situación y aunque cada aprendizaje que obtienes te acerca más a mi condición, siempre estarás bajo mi directriz.

–Entonces, ¿todo se trata de aprender?

–Efectivamente, su tarea es aprender, comprender y alcanzar el equilibrio. Se trata de que conozcan y posean luz y sombra, bondad y maldad, todos esos conceptos abstractos a los que les han puesto nombre, que se contraponen y que son parte de mí. No puedo decirte más, porque sería terminar con la diversión de ser Dios, sólo puedo decirte que aunque aún no comprendan para qué, un día todo se volverá claro.

–¿Ser Dios le parece divertido?

–Oh, sí, muy divertido… ustedes son el reflejo de lo que me compone. Cada actitud, cada sentimiento, cada palabra es mía. Si todo pasara únicamente en mí no sería tan entretenido, nunca se disfruta igual peleando con uno mismo, amándose, alabándose, odiándose; el chiste es tener en quién reflejar los deseos, en quién volcar las emociones.

–Si todo es reflejo de su voluntad, ¿usted decide cada cosa que sucede?

–En parte… existe el destino, que es el plan que le he trazado a cada existencia, el principio y el fin, el aprendizaje que alcanzarán y un montón de puntos generales. Pero también existe el libre albedrío, que está compuesto por las decisiones que van tomando en el medio de mi plan y que son las que le dan un toque diferente a cada uno. Digamos que existe un libreto general, pero la tarea de improvisar los diálogos en pleno rodaje es asunto suyo.

–¿Se puede cambiar ese “libreto”?

–No, no se puede… Ese es el error, que pretenden tenerlo todo, la guía y la libertad. No se puede ir por la vida cambiando el rumbo a cada paso…

De pronto lo que parece una masa luminosa se convierte en mujer. Sonríe, juega con la larga cabellera negra que cae sobre los hombros y sigue corriendo hasta llegar debajo del busto. “Imagina -dice mientras tuerce un mechón entre los dedos-, si alguno de los que dicen representarme me viera de esta forma”. Sorprende la manera en que lo dice, pero más aún, sorprende la comodidad con que parece desenvolverse como mujer.

– ¿Sabe?, todas las mujeres alguna vez se han preguntado cómo sería el mundo si usted fuera mujer…

–Sí, lo sé… es curioso, porque no se dan cuenta de que también lo soy, como soy negro u oriental, lesbiana u homosexual. No sé por qué se empeñan en creer que soy varón, que soy anciano y que soy infinitamente bueno.

–¿Y no lo es?, quiero decir, ¿infinitamente bueno?

–Sí, como también soy infinitamente malvado. Equilibrio, anótalo bien, E-QUI-LI-BRIO –me dice mientras separa las sílabas con semicírculos en el aire-, no hay bondad sin maldad, ni sufrimiento sin felicidad, no hay blanco sin negro, no hay hombre sin mujer, todo tiene su contraparte y todas son parte de mí.

–¿Le molesta que piensen eso, que lo encasillen en un concepto?

–Por supuesto que no, sé que para ustedes es necesario encontrarme una forma. Aunque debo decir que hay algo que me molesta de ustedes, es el defecto que han alimentado durante siglos: me molesta mucho que se arrodillen cada vez que quieren hablar conmigo. No es necesario, cuando les hablo estoy a su lado, a su altura; estén de pie, acostados, sentados, desnudos o vestidos…

–Y, de todas las cosas que hacemos, ¿hay algo en especial que le guste?

–Que crean en mí.

–¿Y qué hay con los que no creen en usted?

–Simplemente no creen… es su derecho. Eso no quiere decir que no se rijan bajo los planes, es simplemente que no quieren hablar conmigo.

–¿Uno puede decidir no hablar con usted?

–Claro que se puede, como le dejas de hablar a un amigo o a tus padres cuando estás enojada. No hay nada de malo en ello. Entiendo que hay cosas que no les gustan y que simplemente no quieren saber de mí; cuando eso pasa, les doy su espacio. A veces toma un segundo, a veces toda su existencia que nos reencontremos, pero aunque no quieran verme o hablar conmigo, aunque decidan no creer en mí, no importa, siempre estoy al pendiente de lo que les pasa.

“Dejar de hablarle” es algo que simplemente no existe en la práctica religiosa, que es la forma convencional de acercarse a él. La mayoría de las doctrinas enseña que hay que temerle, que sus decisiones son incuestionables y que la más mínima intención de reproche o rebeldía será castigada… La idea va tomando forma cuando interrumpe…

–No existen. Los castigos no son más que las consecuencias de sus decisiones, recuerda a Newton: “a toda acción corresponde una reacción, en la misma magnitud, pero en sentido contrario”. Eso de los castigos fue la forma más sencilla que encontraron de aceptar las consecuencias, pero no quiere decir que yo los aplique.

–¿Entonces las religiones están equivocadas? –pregunto con asombro.

–En esa parte sí… bueno, en realidad en muchas partes –dice mientras suelta una carcajada que suena a trino de pájaro-, pero en especial en esa. No hay razón alguna para que yo necesite que me teman, de cualquier forma yo controlo todo, les guste o no. No hay forma de hacerle revolución a Dios… Soy todopoderoso, no necesito valerme del miedo.

–¿En qué otra cosa están equivocadas las religiones?

–En el concepto de que hay personas “preparadas” para comunicarse conmigo. Yo los hice perfectos en el espíritu, no necesito intermediarios para llegar a ustedes. Esa idea que tienen de que sólo a través de alguien más se puede llegar a mí es la cosa más absurda que he escuchado, pero también la más efectiva, llevan milenios enteros creyéndolo.

–Entonces, ¿tiene usted representantes en la tierra?

–No, Dios no tiene sucursales. ¿Nunca has pensado que eso de que tenga que enviar embajadores es algo tonto? A ver, soy omnipotente, todo lo sé, todo es mío, estoy en todos lados… ¿qué necesidad tengo de que alguien diga por mí lo que puedo decir yo solo? Una vez lo intenté, porque creí que sería más sencillo entenderme si había alguien que les explicara las cosas, pero lo complicaron todo y terminaron confundiéndome con él.

–Hay personas que dicen ser sus mensajeros, que aseguran tener la verdad y hacen cosas en su nombre, ¿qué opina de esto?

–Primero, todos son mensajeros y receptores, no tengo canales institucionales, aunque se empeñen en creerlo. Segundo, cualquiera puede actuar en mi nombre y será cierto, te lo he dicho, todo pasa por una razón y por mi voluntad.

–¿Justifica la guerra, el hambre, las dictaduras, la corrupción?

–Como justifico la bondad, la filantropía y todas esas cosas… El universo sería aburrido si no existieran los contrastes. En esto no hay buenos y malos, sólo hay situaciones diferentes. No serían capaces de valorar la paz si no hubiera guerra, ni de encontrar el sentido de la vida si no existiera la muerte…

–¿Entonces algún día descubriremos el sentido de la vida?

–Algún día, aunque parezca que no… Pero debo decir que no es mi deber contestar cuál es, que sé que es la siguiente pregunta que me harías; la tarea de hallar el significado, el propósito, es de ustedes. Primero tienen que entender que la vida es infinita, que lo que se gasta, lo que caduca es el envoltorio, la existencia física; cuando lo hagan, estarán más cerca de encontrar la solución del acertijo.

Al voltear a verlo, mi interlocutor se ha convertido en un hombre negro, de manos grandes y surcos en la piel. “Ahora a alguien se le ocurrió imaginar que tengo Parkinson”, me dice mientras fijo la vista en un par de manos que no dejan de temblar. Siento que ha pasado mucho tiempo desde que iniciamos esta conversación. “El tiempo es relativo para mí –dice interrumpiendo el intento de ver el reloj-, pero no es lo mismo para ti, de modo que me voy”.

En un parpadeo desaparece. Los ojos, acostumbrados ahora a los cambios, no alcanzan a comprender el vacío que ha quedado al otro lado de la mesa. El reloj marca apenas un minuto más que la última vez que lo vi, antes de empezar la conversación. Tomo la libreta y antes de cerrarla descubro palabras que yo no he escrito, pero que me son familiares. “Un par de cosas más: recuerda que estoy aquí, aunque no me veas, aunque no me escuches, aunque no me hables. Disfruta la oportunidad de la existencia, nada te he enviado que no seas capaz de superar. No temas pedir ayuda, siempre habrá alguien dispuesto a ofrecértela”.

Un niño pasa, me sonríe, guiña el ojo izquierdo y continúa su andar hacia los brazos de su madre, que le llama a continuar el camino. “Así que de esto se trata, de ser capaz de verte en cualquier lugar”, le digo mientras termino de guardar mis cosas en la bolsa; y aunque sé que ya no puedo escuchar sus mil voces, intuyo que en algún lugar hay alguien asintiendo con la cabeza.

martes, 10 de febrero de 2009

Un minuto por Eulana...


Había decidido hacer un minuto de silencio en su honor...
Disculpen que lo rompa con mis letras...
Su descanso me da paz... su muerte me la quitaba, porque ella, la que fue, ya estaba lejos antes de que su cuerpo cediera a la tormenta...
Mucho pedí, en silencio, que sucediera... quizá porque si yo estuviera en ese lecho, me gustaría que alguien luchara con ese amor, por mi descanso...
Eulana, la que fue cuando dejó de ser, no existía más... no había luz en sus ojos, ni amor en su alma; no había pájaros cantando en su voz, ni amaneceres en su piel...
Su vida no estuvo más en un cuerpo que abandonó cuando se enfrentó al infierno de dejar de ser... su vida quedó atrás, con los recuerdos y las risas, con las manos tibias y los sabores bailándole en la lengua...
Por eso, el descanso de Eulana me da paz... porque, por fin, volvió a ser... más allá del cuerpo y la desgracia, de la supervivencia artificial y los debates... volvió a ser...
Por eso, porque ya es nuevamente (en otro lado y otra piel, quizá de fuego), no puedo callar en su memoria... por eso, porque volvió a ser, vale la pena decir todas las palabras en su honor, para que tenga, en otras voces, todas las que perdió en 17 años de silencio y sequía...
Con su descanso, Eulana me regaló un trocito de la paz con la que ella ya vive en otros brazos...

lunes, 9 de febrero de 2009

Amanecí en tus brazos...

Amanecí como en la canción de José Alfredo... entre tus brazos...
No sé si fue la luz de la mañana o el recuerdo de tus besos lo que convirtió en algo insignificante, el hecho de que mi cama estuviera vacía... pero amanecí con la sensación que me dejan tus brazos
cuando recién me has tomado...
Desperté con la certeza de que la vida es dulce... y así seguí mientras me duró la mañana y tuve ganas de seguir soñando con tu boca y con tu piel, que conozco de memoria sin haberla recorrido entera...
Amanecí en tus brazos, y aunque los ojos los tuve bien abiertos, me fui viajando por el día como si trajera cargando las sábanas...
Toqué mil manos en el saludo, reí, charlé... todo el tiempo en las nubes de mi mente, con tus brazos rodeando mi cintura...
Amanecí en tus brazos, y eso bastó para hacer de mi despertar un sueño eterno...

Criptonita...

Decidido: eres mi criptonita.
No sé qué pase, pero estoy esperanzada... Esperanzada en tu piel y en mi alma, esperanzada en las sonrisas y la complicidad... esperanzada...
Qué se le hace... así es uno... como es al que le gusta el 14 de febrero y lo niega ante todo el planeta, o como es el que es intolerante a casi todo y le pone una sonrisa a casi todo... así soy yo, esperanzada...
Tons, esperemos que las cosas marchen, que no nos gane la decidia, que nos encontremos a tiempo, que me dé la gana que seas mi criptonita por mucho tiempo...
Estoy esperanzada y qué le hago... sólo espero que estemos en el mismo canal y a la misma hora...

viernes, 6 de febrero de 2009

¿Y si me enamoro de ti?

¿Y si me enamoro de ti?, me pregunto mil veces, tratando de convencerme de que debemos hablar de lo que nos une hoy...
¿Y si me enamoro de ti?, me digo cuando veo tu número en el teléfono y suspiro, aun sabiendo que eres mi amigo hace mucho y mi amante hace semanas...
¿Y si me enamoro de ti?, me pregunto cuando terminas de darme los buenos días y sonrío como adolescente...
¿Y si me enamoro de ti?, repito en mi mente mientras dura la llamada, de tu casa a la oficina; y no logro decirte nada...
"¿Y si arruino lo que nos une?", te pregunto por no decirte lo que me da mil vueltas en la cabeza... "¿Y si lo hecho a perder yo?", me preguntas sin que yo sepa si piensas lo mismo... "¿Y si no?", me replicas cuando te recuerdo la amistad de años y los riesgos de enredarnos en estas cosas del corazón...
¿Y si me enamoro de ti?, te pregunto bajito, sin que alcances a escucharme, cuando en mi pecho se ha abierto la frase "te extraño"...
¿Y si me enamoro de ti?, me grito cuando cuelgas, tras decirme "te quiero"...
¿Y si me enamoro de ti?, empiezo a preguntarme en voz alta sin poder terminar...
¿Y si me enamoro de ti?, me pregunto bajito para no escuchar la respuesta que me grita la mujer que se aparece en el espejo...
¿Y si me enamoro de ti?, repito mil veces y giro...
¿Y si ya te enamoraste?, me susurra ella en cuanto me doy la vuelta...
¿Y si ya me enamoré?, me pregunto entonces... sin que me dé tiempo de callarla...
Qué más da, si ya lo hice hace mucho y tú ni enterado estabas...
Qué más da, si ya te conozco...
Qué más da, si ya nada me da miedo, más que dejar de reirme a carcajadas cuando te beso, por un asunto que no comprendo y que viaja del deseo de mujer a los nervios de chiquilla...
Qué más da, si en tus brazos me he refugiado mil veces y en ellos quepo exacta...
Qué más da, si cuando tomas por un segundo mi mano se me olvida todo...
Qué más da, si me has convertido en una escriba de mensajes cursis...
Qué más da... qué más da, carajo, qué más da...
Qué más da que me enamore de ti, de mi amigo, de mi cómplice... qué más da...

miércoles, 4 de febrero de 2009

Noche de estrellas...

Dicen que las estrellas estuvieron más cerca hace un par de noches... yo no lo sé, pero lo creo.
Lo creo como creo en el mar y las cenizas, como igual creo en la sal y la miel del vientre... lo creo como creo en el alma de los libros y en las fachadas tristes...
Las estrellas estuvieron cerca y yo estuve bajo ellas, cubierta por el mismo manto que tú, que estás lejos...
Estuve ahí, bajo las luces tintineantes de un mar inmenso, azul oscuro, y pensé en ti...
Te dediqué más que el instante que te pedí, y le di gracias al sol por ocultarse y permitir el milagro de compartir un momento contigo, a pesar de la distancia...
Las estrellas estuvieron cerca... lo creo porque por un minuto supe descifrar mis sentimientos, porque me atreví a decir que la ilusión me ronda y que te anhelo... lo creo porque descubrí la magia de enamorarme desde hace mucho y con la certeza de que nunca estarías... lo creo porque le pedí a una que leyeras mi mensaje, escrito alrededor de Casiopea... lo creo porque sí y porque no encuentro motivos para no hacerlo...
Las estrellas estuvieron cerca, y yo, bajo ellas desde entonces, no hago más que pensarte...

-.-.-.-.-.-.-.-.-

Somebody told that the stars were closer a couple of nights ago... I don't know it, but I believe it.
I elieve it as I believe in sea and ashes, as I believe in salt and belly's honey... I believe it as I believe in books' soul and sad facades...
The stars were closer and I was under them, cover by the same mantle that you, that are so far...
I was there, under blinking lights of an enourmous sea, dark blue, and I thought about you...
I dedicated ro you more than the instant that I asked to you, and I said thanks to the sun for hide himself and allow the miracle to share a moment with you, besides distance...
The stars were closer... I believe it 'cos by a minute I knew to decipher my feelings, 'cos I dare to say that the illusion is rounding me and I yearn for you... I believe it 'cos I discovered the magic of fall in love since a lot of time, with ceirtainty of you'll never be here... I believe it 'cos I asked to one of them that you could read my message, written around Casiopea... I believe it just because and 'cos I don't find any reason to not do it...
Stars were closer an I, under them since then, don't do more than think about you...

lunes, 2 de febrero de 2009

Prometí contarte...

Prometí contarte de mi cuerpo... prometí hacerlo la otra noche y nos perdimos en caricias...
Prometí contarte de mi mente, llena de nubes y deseos; de mis ojos y mi piel...
Prometí decirte mis secretos en tres idiomas, uno por cada calma que me has roto... prometí decirte, por ejemplo, que tu roce debajo de mi falda me hace débil, que tu lengua recorriéndome el cuello me convierte en agua...
Prometí decirte que ahí, más allá de donde llegan tus dedos, hay un sitio reservado a tus antojos... prometí contarte de mis caminos, quinientos andados y otros tantos desandados en la búsqueda...
Prometí hablarte, bajito, de mi voz; acurrucar mi corazón entre tus brazos y abrir mi pecho para contarte de maravillas y desgracias, de la miel y el frío...
Prometí contarte del manantial que fluye de mi vientre, de las libélulas que anidan en mi espalda, de los millones de seres que viven en mi mente...
Prometí contarte... contarte de mí cuando vives dentro, que es igual que hablar de ti cuando me tienes...
Prometí describir las curvas y los pliegues, hablarte al oído de mi cuello, de mi pelo derramado en tu almohada, de cada fibra y cada célula...
Pero soy mala cumpliendo promesas, como mala también para contar y para amar por adelanto... mala como tú para escuchar entre las sábanas y hablar entre suspiros...
Por eso, amor, mejor ven y conóceme por ti mismo, que yo haré lo mío al decirte que vas por buen camino...

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I promised to tell you about my body... I promised do it the other night and we lost ourselves in caresses...
I promised to tell you about my mind, clouds flood and desires; about my eyes and my skin...
I promised to tell you my secrets in three languages, one for each calm that you've broken... I promised to tell you, for example, that your rubbing underneath my skirt makes me weak, that your tongue travel on my turns me into water...
I promised to tell you that there, beyond where your fingers arrive, there is a site reserved to your ills…
I promised to tell you about my ways, five hundred walked and other so many retraced steps in the search…
I promised to tell you, verily low, of my voice; to curl up my heart between your arms and open my chest to tell you the wonders and misfortunes, the honey and the cold…
I promised to tell you about the spring that flows on my belly, about the dragonflies who nest in my back, of the million beings who live in my mind…
I promised to tell you… to tell you of me when you live inside, who is just as to speak of you when you have me… to tell you to the ear, of my neck, of my hair spilled in your pillow, of each fiber and each cell…
But I'm bad fulfilling promises, as bad also to count and to love by bad advance… like you to listen between sheets and to speak between sighs…
For that reason, love, better come and know me, that I'll do mine telling you that you're going by good way…